“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Génesis 3:1,2)
“Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Corintios 11:3)
Al comienzo del libro de Génesis vemos resplandecer la vida. Todo lo creado era bueno en gran manera. Sin embargo, allí en aquel fulgor esplendente donde todo era vida, Dios habla de la muerte y ésta, ligada a la desobediencia. “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16,17) Allí, enseguida aparece el diablo haciendo su obra, sembrando la duda y la desconfianza. Llevando a los seres a la desobediencia para perdición.
El Nuevo Testamento, nos presenta a Cristo, el postrer Adán (1 Corintios 15:45) Introducido en otro escenario, en un escenario de pecado y de muerte. Pero, como está escrito: “cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20) y Cristo Jesús dio su vida en la cruz muriendo por nuestros pecados. Allí, en ese escenario de muerte y dolor, Dios anuncia la vida, para todo aquel que cree en Jesucristo. Y entonces también aparece “la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás” (Apocalipsis 12:9) Para sembrar la duda y desdecir a Dios. Siempre con su: ¿Conque Dios os ha dicho? Y diciendo que no es así
Notemos bien esto: La muerte está siempre ligada al pecado por la desobediencia. La Vida, a la salvación en Cristo quien murió por nuestros pecados.
Pensamientos para reflexionar