“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3:9-11)
El cristiano edifica su vida sobre la roca (Jesucristo) cuya obra es perfecta (Deuteronomio 32:4) La iglesia se edifica sobre el fundamento que pusieron los apóstoles y profetas: Jesucristo (Efesios 2:20) y así, todo tiene un sólido fundamento que no será conmovido.
En cuanto a la Iglesia y la reunión en torno al Señor (Mateo 18:20) también es válido el pensamiento: “Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo’” (Salmo 11:3) Porque se necesita que los fundamentos de la Palabra de Dios sean bien manifiestos allí donde se sostiene y defiende la verdad de Dios (1 Timoteo 3:15)
Allí donde están dos o tres congregados hacia su nombre, no pueden dejar de verse ciertos caracteres que manifiestan a Cristo, el Nombre que los congrega. No puede haber carencia de amor, sencillamente porque el Señor dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35) Ni falta de perdón y restauración, porque “Torre fuerte es el nombre de Señor; A él correrá el justo, y será levantado” (Proverbios 18:10)
Una congregación que no mantiene un celo evangelístico. Que no busca a la oveja que está descarriada y ha dejado el rebaño. Que no se goza en la restauración, es una congregación que ha socavado los fundamentos. ”Y si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?
Pensamientos para reflexionar