“y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20)
Hay quienes creen que los cristianos, son quienes simplemente, habiendo escuchado el evangelio, han agregado a Cristo a su vida.
Este pensamiento, no es justo, pues, si bien, todo cristiano ha recibido a Cristo y eso ha cambiado su vida; esto difiere mucho del hecho de haber simplemente agregado a Cristo a su vida.
Lo que se vive separado de Dios, no es vida, sólo existencia. Quien en ese estado existencial de muerte espiritual, agrega a Cristo a “su vida” porque escuchó un mensaje y le gustó, le pareció lógico, o porque ve en Cristo un modelo a seguir y se siente bien practicando una religión, sólo encontrará una tranquilidad momentánea, pero jamás la verdadera paz con Dios ni el poder espiritual. Además, ante la presión del mundo y sus exigencias, fácilmente cederá; porque si bien, está convencido de ser un cristiano, nunca ha sido convertido.
Recibir a Cristo como Salvador es algo más profundo.
El verdadero cristiano, le entregó su vida a Cristo. Le recibió como Señor y Salvador y le ha dejado que se siente en el trono de su corazón, para que desde allí reine.
No es que agregó a Cristo a su vida vieja, sino que es una nueva criatura, Porque “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)
Pensamientos para reflexionar
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