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“Escogeos hoy a quién sirváis” (Josué 24:15)
“Porque os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas” (Deuteronomio 30:19)
Hubo un hombre que “anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38) Del cual se decía “Bien lo ha hecho todo” (Marcos 7:37) “Todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca” (Lucas 4:22) Él, curaba a los enfermos, sanaba a los oprimidos, y se mostraba manso y humilde de corazón. Un hombre maravilloso que siempre tuvo compasión de los necesitados. (Marcos 6:34- 8:2) Él, era la “imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15)
También hubo otro hombre, “un preso famoso” (Mateo 27:16) Condenado por sedición y homicidio (Lucas 23:25) que además era ladrón. (Juan 18:40)
El primer hombre manifestaba los caracteres de Dios: Amor, compasión, gracia, bondad…
El segundo, los caracteres del diablo. Ladrón, homicida (Juan 10:10) Sedicioso (Isaías 14:13,14)
Uno se llamaba Jesús, el Hijo de Dios. El otro Barrabás y era del diablo.
Un día la gente tuvo que elegir: “¿A quién queréis… a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? (Mateo 27:17) Y eligieron a Barrabás, pidiendo que Jesús muriera.
Rechazaron al Salvador, pidiendo a un homicida. (Hechos 3:14)
Hoy, Dios sigue preguntando. ¿Qué elegiréis? ¿La gracia y amor de la verdad para ser salvos en Jesús (2 Tesalonicenses 2:10) o al que ha sido homicida desde el principio? (Juan 8:44)
Pensamientos para reflexionar
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