
“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6)
“Oye, hijo mío, y sé sabio, Y endereza tu corazón al camino” (Proverbios 23:19)
Alguien dijo muy acertadamente: En lugar de pensar, yo a mis hijos debo darle todo lo que no tuve, tendríamos que pensar en darle a nuestros hijos, todo aquello que no tuvieron nuestros padres y por lo cual nosotros tuvimos nuestras distintas necesidades.
Hay cosas que nosotros no tuvimos porque nuestros padres no pudieron dárnoslas. Si ellos, por no haber tenido conocimiento de ciertas cosas, por no haber tenido un trabajo mejor, etc. no pudieron estar para con nosotros como hubiéramos querido, esforcémonos para darnos a nuestros hijos, la educación, el estudio y todo lo necesario para que no repitan la historia.
Nuestros padres no conocieron muchas cosas, por eso nos formaron como nos formaron. Nosotros no somos sus jueces, ni estamos para criticarlos, sino para escribir una historia diferente.
Para muchos, sus padres no pudieron hablarles de Dios, ni enseñarles la verdad de las cosas, porque la ignoraban. Los que por gracia conocemos a Cristo como Salvador, debemos criarlos en el temor de Dios.
El secreto del éxito en esta vida, es el de caminar con Cristo. Hay tantos aspectos que debemos contemplar para vivir una vida feliz, pero todo se reduce en conocer a Dios, vivir en su comunión, teniendo a Cristo como salvador. Lo demás se acomoda solo al vivir en obediencia a Dios, para que ni nosotros, ni nuestros hijos, tengamos falta de ningún bien.
Pensamientos para reflexionar