“A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Marcos 10:32)
“Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:10)
Hay quienes rechazan de plano todo lo de Dios. Pero, también hay quienes escuchan respetuosamente y se interesan. Estas personas, están siendo trabajadas por el Espíritu Santo para pasar de la muerte a la vida.
Debido a ese trabajo es que empiezan a ver y a considerar cosas que antes no les interesaban.
Muchos llegan hasta este punto, reconocen en secreto que lo que dice la Biblia es verdad, y creen que Jesús es el salvador. Sin embargo, esto no es todavía haber recibido a Cristo como Salvador.
A las personas en esa condición, queremos decirles: ¡Anímate! ¡Da el paso que aun te falta dar, y recibe a Cristo!
La Biblia, no dice que todo aquel que esté de acuerdo con el evangelio será salvo; sino que: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9)
Inclínate ante Dios. Reconoce y confiesa tu pecado delante de él, diciéndole que recibes a Jesús como tu salvador. Bendice su nombre dándole gracias por esa salvación; confesando también ante quienes te conocen, que crees en Cristo y que le has recibido en tu corazón.
Dios entonces te recibirá en su seno, y de allí en más notarás un cambio maravilloso en tu interior y podrás seguir a Cristo viviendo una vida nueva.
Pensamientos para reflexionar