
“Mas el fin de todas las cosas se acerca…” (1 Pedro 4:7)
¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin? (Jeremías 5:31)
“Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre” (Oseas 12:6)
“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31)
En tiempo de vacaciones todos se preparan para poder disfrutar de esos días de la manera mejor. Con anterioridad se piensa en todos los detalles. Si se viaja en auto, se tendrán en cuenta todas las disposiciones y los consejos para la ruta, no omitiendo nada. Ya sea para un viaje corto o un viaje largo, no se dejará ningún detalle al azar.
Cualquiera que nos viera preparar las vacaciones, diría que verdaderamente somos previsores. Sin embargo, hay un viaje que todos podríamos estar a punto de emprender y que no será un viaje de unos días, sino para siempre, para el cual la mayoría, no solamente no está preparada, sino que ni siquiera piensa. Y eso es terrible. Nos referimos al viaje a la eternidad.
La Biblia menciona a un hombre que había tomado todos los recaudos y previsiones para con sus bienes. Pensó en derribar sus graneros y hacerlos más grande para poder almacenar más, etc. “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” (Lucas 121:20)
Es verdaderamente una actitud necia, vivir como si Dios no existiera (Salmo 14:1) La Biblia dice. “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios” (Amos 4:12) Y nadie tendría que seguir viviendo tranquilamente sino se preparó para presentarse ante Dios.
¿Cómo prepararse para tal encuentro? Creyendo en Jesús como único y suficiente salvador.
Pensamientos para reflexionar