OREMOS CON FE

“En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel … y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él” (Hechos 12:1-5)


En una ocasión Herodes metió a Pedro en prisión y esperaba que pasaran los días festivos para ejecutarlo. Entre tanto, la Iglesia hacía incesante oración a Dios por él.

Dios contestó las oraciones, y de una manera milagrosa, un ángel lo sacó de la prisión.  Pedro como en un sueño, se encontró libre, y se dirigió a la casa de María la madre de Juan Marcos, donde estaban los hermanos orando. Al llegar, los hermanos no podían creer que fuera Pedro y pensaban que, en todo caso sería una aparición de su ángel protector, o algo así. Hasta que al final pudieron constatarlo, y aprendieron que no debían dudar, porque si estaban orando por él, no era raro ver que sucediera un milagro.

Esto nos deja una gran enseñanza a nosotros que siempre solemos ser presas de la incredulidad. Si estamos orando por algo, o por alguien para que se convierta y lo vemos cada vez más endurecido, pero lo invitamos a la reunión, le dejamos algo para leer, etc. y vemos que esa persona de buenas a primera accede, no dudemos ni queramos darle a eso otra explicación, Esa es la mano de Dios contestando nuestra oración.

Honremos a Dios con nuestra fe. Creyendo que el que comenzó esa buena obra la perfeccionará en aquel por quien estamos orando, y como dijo el Señor: “No seamos incrédulos, sino creyentes” (Juan 20:27)


Pensamientos para reflexionar

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