PAZ

«Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, ¡buena voluntad para con los hombres!»(Lucas 2;13,14)

«Toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces …diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, ¡y gloria en las alturas!» (Lucas 19:37,38)



En dos momentos distintos, el Espíritu de Dios inspiró alabanzas, haciendo mención de la palabra paz. La primera habla de la paz en la tierra, la segunda: Paz en el cielo. Allí hay algo hermoso para meditar.

En el primer episodio, la manifestación de los ángeles a los pastores, llevaba un mensaje claro. Había nacido Cristo el Señor. Y las huestes celestiales que alababan a Dios decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, ¡buena voluntad para con los hombres! (Lucas 2:14)

El cielo visitaba la tierra en gracia, trayendo paz para aquellos que se volvieran a Dios. Jesús no vino a condenar al mundo, descendió desde los cielos y tomó una humana encarnación para salvar a los pecadores. Dios mostraba su buena voluntad para con los hombres.

Y aquel niño, creció y comenzó su ministerio, pero fue rechazado y se dirigió a Jerusalén para dar su vida. Dios permitió un homenaje para el Hijo en quien encontraba todo su contentamiento, y la gente que salió a recibirle para darle la bienvenida, exclamó: …¡Paz en el cielo, y gloria en las alturas! (Lucas 19:38) Y eso fue justo.

La paz no se concretó en la tierra debido a que los hombres rechazaron al príncipe de paz, pero se hizo en el cielo, porque con su entrega, Jesús hizo la paz, mediante la sangre de su cruz. (Colosenses 1:20)


Pensamientos para reflexionar

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