“Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Romanos 3.4)
“Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios” (1 Corintios 11:16)
“Porque el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2:19)
Para muchos, pecadores, son aquellos que hacen cosas evidentemente malas reprobadas por la misma sociedad, como aquellos que secuestran y matan, o cosas por el estilo. Sin embargo, pecado es más que eso. Es todo aquello que no concuerda con la voluntad y el deseo de Dios. “Toda injusticia es pecado” (1 Juan 5:17) Lo considere así la sociedad o no, pues quien establece como son las cosas no son los hombres sino el Señor.
Hoy más que nunca, encontramos una enorme dificultad, y es que se discrepa acerca de lo que es pecado, no solamente con el mundo, lo cual es lógico, porque ellos ven las cosas de otra manera sin tener en cuenta a Dios, sino también entre los cristianos. Hay cristianos que defienden pecados y posturas pecaminosas, no aceptando lo que dicen las Escrituras al respecto, porque contemporizan con el espíritu de este mundo. Entonces, para no discutir, optan por no hablar de ciertas verdades bíblicas, y así siguen adelante bajo una aparente armonía.
Al pecado debemos llamarle pecado, porque Dios lo llama pecado. Y debemos recordar que todo pecado no confesado, corta la comunión del creyente con Dios. El pecado separa y mientras no se reconozca y se confiese ante Dios en arrepentimiento, seguirá haciendo daño.
Luego del arrepentimiento y la confesión Dios perdona y restaura. Esa es la forma divina de triunfar sobre el mal.
Pensamientos para reflexionar