
“Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 1:13)
Los cristianos constatamos con dolor, como actualmente, hay palabras que cayeron en desuso.
Hay una supuesta proclamación del evangelio en la que a las personas no se les habla de PECADO, de ARREPENTIMIENTO, ni de CONVERSIÓN.
La Biblia nos enseña como Pablo en su predicación testificaba “a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21)
Hoy vemos como a las personas se les presenta a Cristo, como alguien en quien se encuentran todas las soluciones: Paz, prosperidad, salud… y se los invita a establecer una relación con él, sin mencionarles la condición de perdidos en la que se encuentran debido al pecado. Tampoco se les habla acerca de la necesidad del arrepentimiento y por lo tanto no se habla de conversiones ni convertidos, pues las personas en esos ámbitos, y con el mensaje que han recibido, en la mayoría de los casos no experimentan dejar el mundo y volverse a Dios pasando de muerte a vida, viviendo una conversión.
Esos aspectos de la salvación se dan como por sentados y ¡eso es gravísimo!
Mucha gente ha cambiado de religión, convirtiéndose al evangelismo, pero difícilmente se podría decir de ellos: “Se convirtieron al Señor” (Hechos 9:35)
Dios nos habla claramente, los hombres distorsionan el mensaje para hacerlo supuestamente más accesible, y terminan presentando un evangelio diferente.
Pensamientos para reflexionar