“Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno” (1 Juan 2:13,14)
Cada convertido, es un nuevo nacido en la familia de Dios. Al principio es un niño en el sentido espiritual, luego crece y es un joven, para luego alcanzar la madurez de un padre espiritual.
De los niños en la fe, los hijitos, se dice que ellos han conocido al Padre. Un bebé, ignora su nombre, y un sinfín de cosas, pero, sin embargo, ellos reconocen a sus padres. Al principio de toda vida es natural que sea así.
Cuando un niño crece, se convierte en un joven en el sentido espiritual, y su gloria, es su fuerza. (Proverbios 20:29) El apóstol Juan dice de aquellos jóvenes que han crecido espiritualmente: “Sois fuertes, la Palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno” Esto es muy importante. Un creyente debe leer diariamente la Biblia y congregarse, para crecer y no quedar como un niño. Quien lo hace, crece y vence al maligno que lo quiere desviar del camino. Quien no crece, queda estancado, se congregará en cualquier sitio y por falta de discernimiento, creerá todo cuanto le digan, siendo llevado de todo viento de doctrina.
Finalmente tenemos a los padres en la fe, quienes conocen a quien es desde el principio, teniendo un pleno conocimiento de Dios.
Con esta guía debemos preguntarnos: ¿En qué etapa espiritual estoy? Y leer la Biblia y congregarnos para crecer para la gloria de Dios.
Pensamientos para reflexionar