
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas” (Santiago 1:2)
“Aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro… sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,” (1 Pedro 1:16)
El Cantar de los Cantares, nos presenta en un lenguaje poético, verdades excelentes que nos alientan
En él, los suyos se asemejan a un huerto. Un huerto era una porción de tierra, bien cuidada y trabajada, dedicada al cultivo, plantado con flores, hortalizas y arbustos o árboles. El Señor no espera cosechar frutos del mundo que se asemeja a un desierto, donde se lo rechaza y todo está en enemistad con Dios. Él cosecha frutos exquisitos de entre los suyos.
De su huerto el Señor recibe lo que goza su corazón, aunque a veces, para eso, los suyos debamos pasar por diversas pruebas (1 Pedro 1.6) Por eso está escrito: “Levántate, Aquilón, y ven, Austro; Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas” (Cantares 4:16)
El Aquilón y el Austro eran los vientos del norte y del sur que soplaban y sacudían muchas veces el huerto, y que el señor permitía, no para dañar esos frutos sino para desprender sus aromas. No hay como los vientos de la prueba, para que de los creyentes se desprenda “el olor de su conocimiento… el grato olor de Cristo” (2 Corintios 2:14,15)
Esto sucede cuando los creyentes ante la prueba, el dolor y la incomprensión de lo que están viviendo, se aferran a Dios y confían en él, no respondiendo en la carne, sino poniendo la otra mejilla, dejando actuar a Cristo en sus vidas.
Pensamientos para reflexionar