“Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel” (Jueces 2:7)
“Y Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehová todo el tiempo que le dirigió el sacerdote Joiada” (2 Reyes 12.2)
“Josías… hizo que todos los que se hallaron en Israel sirviesen a Jehová su Dios. No se apartaron de en pos de Jehová el Dios de sus padres, todo el tiempo que él vivió” (2 Crónicas 34:33)
En el año 2005 el huracán Katrina arrasó la ciudad de Nueva Orleans en Estados Unidos, dejándola bajo el agua. Fue uno de los peores huracanes de la historia que dejó miles de muertos y pérdidas cuantiosísimas. La fuerza del terrible huracán, destruyó los diques de contención y la inundación y el caos fueron ya inevitables.
Cuando los elementos de contención ceden, lo que sigue es terrible… Así sucede también en lo espiritual. Dios en su gracia contiene nuestras vidas y nuestras familias por diferentes medios. Y cuando estos nos faltan, se nota, pues son como diques de contención que se van abriendo
Muchos quizás relacionamos este pensamiento a la ausencia y a la repercusión que tuvo en nuestras vidas y en nuestro ámbito, la falta de aquellos seres tan especiales como un padre, una madre, una abuela, o aquellos mayores que nos hablaron la Palabra de Dios y nos mostraron el bien. No dudando en rechazar lo malo para que no nos invada. Lamentablemente, luego ellos partieron, y las influencias de las malas compañías arrasaron con todo, como cuando se rompe un dique de contención.
La presencia del Señor es como un muro que nos protege (Zacarías 2.3) Su Palabra y sus enseñanzas nos resguardan no dejando que el mal avance. Pero debemos velar, porque tarde o temprano vendrán como aquel huracán fuerzas descomunales sobrenaturales y debemos estar preparados, amparados en Cristo.
Pensamientos para reflexionar