“Sin embargo, el fundamento de Dios se mantiene firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de la iniquidad todo aquel que nombra el nombre de Cristo. Empero en una casa grande, hay no solamente vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro: y algunos son para honra, y otros para deshonra” (2 Timoteo 2:19,20 V.Mod)
Los creyentes que reconociéndose pecadores perdidos han recibido a Cristo como su salvador, forman parte de la Iglesia de Cristo. Esa Iglesia es una, y no tiene divisiones, ni denominaciones particulares. Todas esas divisiones que se ven hoy en día, son fruto de la desobediencia de los hombres que no han sabido guardar la Unidad.
Los creyentes, deben reunirse alrededor de Jesucristo (Mateo 18:20) Cabeza de la Iglesia y Su salvador (Efesios 5:23) Y Cristo no decepciona.
Muchos dirán. Si, todos dicen lo mismo, pero, ¿cómo saber quiénes se reúnen verdaderamente como Dios manda? Sin duda requerirá ver muy bien las cosas, pero Dios dice. “Buscad y hallareis” (Lucas 11:9)
El Señor conducirá siempre al alma que busca a encontrar a los suyos que estén congregados donde él mismo los junta y hace su presencia. Y allí será fácil constatar que está el Señor en medio de ellos, por varios indicadores. “Jesús dijo: En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35) Y aunque uno no conozca lo que dice la Biblia, ni lo que estaba escrito en la ley allí verá que se mantiene la verdad, sin negar el amor, obrando con justicia. En ese lugar notará que se adora y se sirve a Dios y no al hombre y que allí, los creyentes, buscan a las almas perdidas para compartirles la salvación.
Pensamientos para reflexionar