“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)
“Jesucristo… se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo” (1 Timoteo 2:6)
En un evento donde se degustaban comidas típicas regionales, un creyente le hablaba de la salvación a un conocido que compartía la mesa con él. Aquel hombre, no rechazaba el mensaje, pero lo que no podía comprender, era que la salvación fuera solamente por gracia mediante la fe. Él deseaba agregarle algo de su parte si no, según sus propias palabras, la salvación sería algo muy fácil.
El creyente, al verlo en esa postura, cambió la conversación, y le preguntó si le gustaba lo que estaban comiendo. El hombre dijo que sí, que todo estaba exquisito, pero el creyente, para probarlo dijo: -Efectivamente, todo muy rico, aunque son platos típicos, fáciles. –
El hombre, educadamente, dijo: – ¿Fáciles? No se crea. Ese rico locro que hemos probado lleva quizás 3 horas de preparación. El lechón asado, sobre la parrilla lleva también como 6 horas para cocinarlo bien, y así cada comida. Luego para nosotros es fácil sentarse y comerlo, porque ya están preparados…-
Efectivamente, repuso el creyente, lo mismo sucede con nuestra salvación. Fácil es para nosotros, porque no nos cuesta nada, pero a Dios le costó la vida de su Hijo.
Él lo envió para que fuera nuestro sustituto sobre la cruz del calvario. Ahora para nosotros es fácil reconciliarnos con Dios, porque la obra fue llevada a cabo por Jesucristo y tan solamente nos hace falta aceptarla por fe.
Pensamientos para reflexionar