“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve… Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Hebreos 11:1 y 8)
“Porque por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7)
“Porque fiel es el que prometió” (Hebreos 10:23)
La fe no necesita saber ni intuir previamente como Dios va a obrar para descansar confiada. La fe descansa plenamente en Dios confiando en su Palabra.
Una vez, hubo un incendio en una casa de dos plantas. El fuego comenzó en las habitaciones de abajo y se fue extendiendo. En la planta alta se encontraba una niña. Al ver las llamas y el humo cubriéndolo todo, la niña gritaba desesperada. Los bomberos mientras intentaban llegar a ella, prepararon una cama elástica debajo de la ventana de su cuarto, y le decían por medio de altavoces que no temiera que, aunque no pudiera verlos por el humo, saltara igual que allí estaban esperándola.
Sin embargo, la niña estaba aterrada e inmóvil. Finalmente, llegó su padre, a quien ella amaba, y tomando el altavoz le dijo: Hijita mía, no temas, yo estoy aquí esperándote. Te sostendré en mis brazos. Cubre tu rostro y salta que yo te sostendré. Y la niña, oyendo la voz de su padre, resueltamente, tomó fuerzas y saltó al vacío salvándose de las llamas.
¡Qué fuerzas toman los que creen en la Palabra de Dios! Como la niña ante la palabra del padre, sin ver ni constatar lo prometido, pueden dar ese paso adelante, diciendo como el apóstol Pablo. “yo sé a quién he creído” (1 Timoteo 1:12)
Los cristianos camínanos por fe esperándolo todo en el Señor.
Pensamientos para reflexionar