“Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos” (Hechos 15:1)
“Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas… Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:4 y 8)
La fe cristiana ha sufrido desde el principio los ataques del enemigo. Detrás de Pedro, Pablo, Juan y los demás siervos de Dios, iban personas que perturbaban la fe, presentando a un Cristo diferente, un evangelio diferente, un espíritu diferente… (2 Corintios 11:4) Las dos primeras líneas de pensamiento que se levantaron contra la fe pura del evangelio de Jesucristo y de la cual tenemos registro bíblico, fueron: La doctrina de los judaizantes y la de los gnósticos.
Los judaizantes, enseñaban que las personas no podían ser salvas a no ser que guardaran los diez mandamientos, algunas ceremonias judías y sobre todo el circuncidarse. Todo eso, agregado a Cristo salvaba, si no, la persona no podía considerarse salva de ninguna manera.
Los gnósticos, de gnosis = conocimiento. Eran personas influenciadas por la filosofía griega que introdujeron verdaderas herejías, pues entre otras cosas ellos pensaban que la materia era mala y solo el espíritu bueno, por lo tanto, negaban hasta la encarnación de Cristo y muchas otras verdades fundamentales, aduciendo una información y conocimientos adicionales.
Estos dos movimientos trastornadores, siguieron dando pasó a más herejías, pero siguen conservando su germen activo hoy en día. Si analizamos bien, veremos como los principios judaizantes y gnósticos continúan en las sectas modernas. En las que se enseña una salvación por obras y en las que se mezcla la filosofía y relevaciones extrabíblicas para mantener una doctrina falsa.
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar