LA ENSEÑANZA DE LA HORMIGA

Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:9,10)

“Ve a la hormiga… Mira sus caminos, y sé sabio” (Proverbios 6:6)


Un creyente, en una oportunidad, vio a una hormiga cargar una ramita que superaba varias veces su tamaño. La cual, al llegar a una grieta encontró su camino cerrado. Él pensó que la hormiga desviaría el camino para sortear el obstáculo, y buscaría por donde poder cruzar; pero la hormiga, se detuvo y luego de varios intentos, colocó la ramita como puente, por donde cruzó sin dificultad y prosiguió su camino. La enseñanza es evidentemente clara. ¡Qué sabiduría la de haber utilizado su carga como una ayuda!

Cosas así a los cristianos nos hacen pensar. A veces sentimos que debemos vivir con cosas que son como cargas pesadas, pero podemos valernos de ellas para tener éxito en nuestra vida cristiana haciendo que finalmente, esas cosas sean de gran bendición.

Si pensamos detenidamente, nos daremos cuenta de que nunca somos tan espirituales como cuando pasamos por diversas pruebas. Nunca oramos tanto, etc. Si nuestra vida fuera siempre con viento a favor, no aprenderíamos a conocernos, ni a conocer al Señor. Pablo lo sabía bien, por eso dijo: cuando soy débil entonces soy fuerte… (2 Corintios 12:10) Si no hubiera sido afligido, podía haberse ensoberbecido, o no hubiese sido tan dependiente, lo cual le hubiera restado eficacia.

Hagamos de “nuestras cargas”, esos puentes que nos conduzcan a una comunión más íntima con el Señor, para lograr esos objetivos que separados de Cristo jamás podríamos.  


Pensamientos para reflexionar

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