JESUCRISTO NUESTRO ABOGADO (Parte 2)

“El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13)

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9)


Cuando un creyente comete pecado, no es que se pierde, o en el cielo, Dios, duda acerca de su destino, a ver si finalmente lo seguirá tratando como un hijo o no. Pues el verdadero creyente que ha renacido: una vez salvo, siempre es salvo, y nadie puede apartarlo del amor de Dios que es en Cristo Jesús.

Sin embargo, cuando un creyente peca, pierde la comunión con su Padre Dios. Entonces, allí aparece Cristo como abogado, toma la causa en sus manos, trabaja su corazón para que comprenda lo que ha hecho y lo conduce a la confesión ante Dios, pues sabe que este es el único medio para restablecerla. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos”

Fijémonos con atención que, cuando la Biblia habla de nosotros como pecadores por naturaleza, nos sitúa ante DIOS, “destituidos de la gloria de Dios”. Pero cuando se refiere a nosotros como pecadores perdonados, nos sitúa ante el PADRE.

El apóstol Juan dice claramente que lo que escribió lo hizo para que los creyentes no pequemos, pero en el caso de que alguno hubiese pecado, abogado tenemos para CON EL PADRE. A Jesucristo el justo.

El abogado actúa para con el Padre, y eso es justamente, porque nuestra comunión como creyentes, la cual se ve afectada por el pecado, es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. (1 Juan 1:3)


Pensamientos para reflexionar

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