“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Colosenes 2:8)
“Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe…” (1 Timoteo 6:3.4)
El evangelio de Juan nos dice que cuando Jesús estuvo en la tierra “Hubo disensión entre la gente a causa de él porque algunos decían que él era el Cristo, y otros dudaban (Juan 7:41-43) Así, cavilando en sus corazones dejaron pasar la oportunidad de creer en el Hijo de Dios.
Frente al mensaje de la gracia de Dios, las personas no pueden perder el tiempo, ni rechazar manteniéndose en posturas rígidas, como si más adelante tuvieran tiempo de desdecirse. Las oportunidades pasan, y no sabemos si se presentarán nuevamente. Ahora es el momento de decidirse por Cristo.
Lo mismo pasa cuando debemos obedecer a las verdades bíblicas. Podemos pensar que somos como quienes están en la batalla, y teniendo un solo proyectil no pueden confundir el blanco. Si disparamos desoyendo las indicaciones, creyendo que tenemos razón, habremos gastado el único proyectil disponible, y de nada valdrá reconocer la equivocación, Sería demasiado tarde.
Muchos critican la manera de vivir del cristiano, la forma de criar a sus hijos, de llevar adelante su familia, de congregarse, etc. Si uno hiciera caso a sus sugerencias, podría comprobar demasiado tarde que fue conducido a errores irreparables.
Por eso, la guía del cristiano debe ser siempre la Palabra de Dios, sabiendo de antemano que, quienes no los aconsejen conforme: ¡A la ley y al testimonio!… es porque no les ha amanecido. (Isaías 8:20)
Pensamientos para reflexionar