
“Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?” (Mateo 15:3)
“Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15)
“Como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2 :15)
Cuentan que una vez, Napoleón Bonaparte mandó a pintar un banco de los jardines de la residencia imperial, y para evitar que su esposa Josefina, o algunas de las otras damas de compañía, mancharan sus vestidos, puso un soldado para que hiciera guardia.
Pasaron cuatro décadas y la esposa de Napoleón III, paseando por los jardines, preguntó por qué había un soldado haciendo guardia en aquel lugar. Nadie supo responder, pero investigando, descubrieron que eso se originó en tiempos de Napoleón I, porque la pintura de aquel banco estaba fresca. Al principio se mantuvo la guardia para cerciorarse de que nadie se ensuciara, pero luego continuó por costumbre, sin prestar ningún servicio.
Esto que resulta cómico, pasó también en la iglesia. Hay cosas que en su momento se hicieron por circunstancias que lo exigían, pero luego se siguieron haciendo por costumbre, y peor aún, muchas de esas costumbres se hicieron doctrina.
Es verdad que nosotros, debemos considerar el resultado de la conducta de aquellos que nos precedieron en el testimonio y nos enseñaron la Palabra de Dios. (Hebreos 13:7) Pero debemos finalmente, imitar su fe, no su conducta. Ellos pensaron y tuvieron ejercicios espirituales para aprobar lo mejor (Filipenses 1:10) Nosotros, también debemos tener esos mismos ejercicios delante del Señor y no repetir mecánicamente.
Debemos conocer los principios espirituales por los cuales nos regimos y no obrar solamente por costumbre.
Pensamientos para reflexionar