“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:3,4)
Alguien solía decir: “Dios ciega lo que quiere perder” la frase podía parecer justa. Sin embargo, la Biblia dice lo contrario. Dice que Dios no quiere que ninguno se pierda y que por eso envió a su Hijo desde los cielos, para todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna (Juan 3:16) Pues el deseo de Dios es que ninguno perezca” (2Pedro 3:9)
Dios no ciega a los hombres el que los ciega es Satanás, “el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos” (2 Corintios 4:4) Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él (1 Juan 1:5) Él ilumina a los hombres para que vean y comprendan el estado en el cual se encuentran y se conviertan, pero los hombres rechazan la luz. Jesús dijo: “han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan” (Mateo 13:15)
Esto nos muestra algo solemne. Sin la iluminación y el trabajo de Dios nadie vería, por eso Dios debe obrar para salvarnos. Más cuando el hombre se obstina en su pecado y quiere seguir haciendo su vida, Dios puede abandonarlo a su voluntad dejando de iluminarlo. Y ese hombre, confiado a sí mismo seguirá el camino de perdición, pero no porque Dios lo quiso de esa manera, sino porque él rehusó.
Pensamientos para reflexionar