CÓMO Y CUÁNDO DECIR LAS COSAS

“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal (Colosenses 4:6)

“Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto” (Santiago 3:2)


La Biblia dice que: “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, más la lengua de los sabios es medicina” (Proverbios 12:18)

Esto muestra cómo somos los seres humanos. Descargamos nuestro mal humor y  fastidio fácilmente a través de nuestras palabras, y pensamos que esto es sinceridad.

Hablar precipitadamente y sin miramientos ante lo que no nos gusta, no es sinceridad, sino, muchas veces la prueba de tener un corazón amargado, o un espíritu indomable que requiere de dominio propio.

No tenemos el derecho de DECIR TODO LO QUE PENSAMOS, sino el DEBER DE DECIR UNICAMENTE LO QUE ES PROVECHOSO, y esto, con amor y prudencia.

Debemos tener como el salmista, un corazón que rebose palabra buena. (Salmo 45:1)  “Palabra que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. (Efesios 4:29)

No es que no podamos decir la verdad, y que lo mejor sea transigir. “Tiempo y ocasión acontece a todo” (Eclesiastés 9:11) Porque “Manzana de oro con figuras de plata Es la palabra dicha como conviene” (Proverbios 25:11) Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!” (Proverbios 15:23)

¡Debemos cuidar mucho nuestra lengua! Sin darnos cuenta podemos herir fácilmente a las personas.

El Señor Jesús era la verdad misma en persona (Juan 14:6) pero todos se maravillaban de las palabras de gracia que salían de su boca (Lucas 4:22)


Pensamientos para reflexionar

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