“Y vosotros estáis completos en él (en Cristo) que es la cabeza de todo principado y potestad” (Colosenses 2:10)
“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia” (Juan 1:16)
Un tenista famoso, contaba que además de tenista quería ser concertista de piano, pero alguien le explicó que debía optar por una sola cosa, ya que el tenis debía ser su vida completamente o no llegaría a pesar de sus cualidades innatas
Así nos sucede a todos. Uno quisiera vivir todas las vidas, pero cada cosa que hagamos tiene su demanda y uno finalmente, no puede ser efectivo en todo.
Eso, los creyentes lo comprendemos bien, pues no podemos consagrarnos plenamente a Cristo, y además a otra cosa, porque “nadie puede servir a dos señores” (Mateo 6:24) Felizmente, en Cristo estamos completos (Colosenses 2:10) Y no necesitamos más. Por lo cual, nadie que se entregue a Cristo lamentará no haber dedicado su vida a otra cosa.
Agustín de Hipona decía: Nos creaste para ti, Señor, y nuestro corazón andará siempre inquieto y no se sentirá completo, mientras no descanse en ti” ¡Eso es una gran verdad!
Muchos dirán: Siendo así, ¿Por qué se ve a tantos cristianos insatisfechos con la vida cristiana incursionando en el mundo? Muchas pueden ser las causas, pero, generalmente, eso sucede, porque muchos dicen ser de Cristo y estar completos en él, pero no lo son. Lamentablemente a muchos se les habló de vida, pero no de muerte. Y quien realmente es un hijo de Dios, ha muerto para el mundo y vive para Cristo.
Pensamientos para reflexionar