“JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, Para que seas reverenciado” (Salmo 130:3,4)
Hay personas que tienen una noción equivocada de lo que es la gracia de Dios; lo que los lleva a pensar, que para el inconverso, la gracia es tan amplia, que no hay pecado que pueda impedir que Dios lo perdone; pero, si el que peca es un creyente, la gracia no es tal, por lo tanto, hay cosas imperdonables.
Obviamente, hay grados de responsabilidad. Hay pecados cometidos en incredulidad, antes de conocer a Cristo, cometidos en la ignorancia. Y otros, que se cometen luego de la conversión, lo que responsabiliza más a quien lo cometió. Sin embargo, pensar que hay pecados imperdonables, menoscaba la obra de Cristo en la cruz.
El pecado produce culpa, y la culpa condenación, pero “Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1) Porque el Señor Jesús, murió por nuestros pecados, y no hay pecado que haya quedado fuera de la expiación (Isaías 51:17)
Hay pecados que acarrean sobre quien los comete una gran condena social. La gente bajo el pretexto de santidad y justicia, no quiere que quien pecó, sea restaurado a una vida normal.
Sin embargo, para todo pecado hay perdón, porque “Cristo murió por nuestros pecados”
La gracia no se termina con la conversión. Y quien, arrepentido, confiesa sus pecados y se aparta, siempre alcanza la misericordia de Dios. (Proverbios 28:13, 1 Juan 1:9)
Pensamientos para reflexionar