“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1)
Vivimos en una época de gran necesidad espiritual, pero, muchas veces, las personas engañadas por Satanás, en lugar de volverse a Dios, buscan soluciones “mágicas” en el ámbito del ocultismo.
La palabra OCULTISMO, significa: oculto, clandestino, secreto… y se relaciona con lo paranormal.
Muchos incautos caen en prácticas así por curiosidad. Otros entran, tomándolo como un juego.
¡Cuidado! estas prácticas están terminantemente prohibidas por Dios, y no porque sean simples mentiras, como muchos creen, sino porque son diabólicas.
Dios dice en su Palabra: “No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas” (Deuteronomio 18:10 al 12)
“… Asimismo los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.” (2 Reyes 23:4,5)
Quien entra en el ámbito del ocultismo, cualquiera sea su forma, entran en contacto con el reino de las tinieblas, donde se mueven los espíritus que no son de Dios, y que afectan la psiquis, el cuerpo y el alma.
El hombre encuentra la solución a sus necesidades espirituales, solamente, reconciliándose con Dios.
Solo Cristo satisface al transido corazón.
Pensamientos para reflexionar