
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:16)
“Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo” (Colosenses 4:5)
La Biblia nos enseña que los días son malos y que tenemos que aprovechar bien el tiempo. Que el tiempo hay que redimirlo. Es decir, comprarlo, rescatarlo de alguna manera, y que eso, obviamente, nos costara un precio.
Vivimos rodeados de personas que no conocen a Dios y tenemos que aprovechar cada oportunidad para hablarles de Cristo. Para eso generalmente, no tenemos tiempo, ni la gente quiere disponer su tiempo para oír de Dios. Pero, a pesar de eso, debemos redimir el tiempo de donde sea, aunque eso implique pagar un costo.
En tiempos bíblicos, cuando alguien redimía a un esclavo, por esa persona tenía que pagar un precio. Luego podía utilizarlo o dejarlo libre si lo deseaba, pues lo había adquirido mediante pago. Así sucede también con el tiempo. A veces, no tenemos tiempo para leer la Biblia, ni para orar de mañana, pero podemos redimir el tiempo, levantándonos antes, sacrificando media hora de sueño. Algunos dirán: “El descanso es sagrado”, y es cierto, pero se puede sacrificar también alguna otra actividad y compensar las horas de sueño.
El cristiano fiel no acomoda a Cristo a su vida, sino que su vida gire en torno a Cristo.
Recordemos que nuestro compromiso con el Señor, puede ser la razón para faltar a otras actividades. Pero, nunca las otras actividades, deben ser la razón para faltar a nuestro compromiso con el Señor.
Pensamientos para reflexionar