“Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios?” (Romanos 9:20)
“Yo te responderé que mayor es Dios que el hombre” (Job 33:12)
“¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía” (Job 42:3)
El reconocido escritor argentino Jorge Luis Borges, decía que él no creía en Dios como un ser superior, creador de todas las cosas y compuesto de tres personas, como creen los cristianos. Decía creer en un poder superior ético o tal vez estético que está por encima de todos los hombres. Y que esperaba que no existiera la inmortalidad, ya que esperaba morirse plenamente en cuerpo y alma y que todo se terminará…
Parece mentira que personas cultas, dotadas de una inteligencia extraordinaria, sabiendo tantas cosas, no reconozcan a Dios. Pero, sin embargo, es así, y Dios lo anticipó en su Palabra. ¿Quiénes son los que se salvan? Los que reciben el mensaje de evangelio, con la misma sencillez que recibe un niño lo que le dicen sus padres (Mateo 18:3) Aquellos que deliberan y quieren discutirle a Dios, se privan solos de la salvación, porque rehúsan creer en el Hijo de Dios, “y el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36)
La salvación no se trata de lo que pensemos ni lo que deseemos, sino de lo que ha establecido Dios. “Y está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27) Por eso, quien escuche el evangelio, debe dejar de lado sus razonamientos y aceptar a Cristo como salvador.
Pensamientos para reflexionar