Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti…Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.” (1 Timoteo 4:13-15)
Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos. (2 Timoteo 4:13)
¡Qué importante es la lectura en la vida de un cristiano! Es un hábito que debemos cultivar para el bien de nuestras almas y para que ese aprovechamiento sea manifiesto a todos.
Pablo alentaba a Timoteo que se encargará de leer las Escrituras de manera pública a los hermanos y de ocuparse él mismo en este menester. Pablo dio un ejemplo vivo acerca del valor de los libros, cuando al final de su carrera terrestre, le pidió a Timoteo que le trajera los libros, mayormente los pergaminos. (2 Timoteo 4:13) Siendo ya Pablo un hombre mayor y habiendo servido fielmente al Señor, sentía aún la necesidad de leer y escribir.
Cuentan que una vez al hermano John N. Darby le preguntaron: ¿Qué se hubiese perdido si ese versículo de los libros y pergaminos (2 Timoteo 4:13) no estuviese en la Biblia? ¿No era ese versículo una referencia personal a Pablo y de poca instrucción para el resto? A lo que Darby respondió: De ninguna manera. Ese versículo, fue el que me impidió despojarme de mi biblioteca en el momento que me despojé de las cosas superfluas.
¡Cuán importante es la sana lectura! Todos los cristianos debemos tener una buena biblioteca para nutrir nuestras almas con la lectura de la Palabra de Dios que contenga también todos los demás materiales auxiliares que nos ayuden para tal fin.
“Bienaventurado el que lee” (Apocalipsis 1:3)
Pensamientos para reflexionar