“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Efesios 2.5)
“Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12)
“Porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos” (Romanos 13.11)
Muchos cuando leen la palabra salvación en la Biblia, la relacionan automáticamente al perdón de los pecados. La salvación es eso y mucho más.
La palabra salvación, implica preservación, liberación y el contexto del pasaje donde esta palabra aparece, es el que determina la naturaleza de esa liberación. Algunas veces se utiliza la palabra salvación para describir la liberación de un peligro o de la muerte. Por ejemplo, cuando Pedro, al hundirse en las aguas dice: ¡Señor sálvame! (Mateo 14:30) o cuando los israelitas salieron de Egipto “Moisés dijo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros” (Éxodo 20:17)
Otras veces, encontramos la palabra salvación, aplicada a la salvación de nuestras almas, y que puede referirse a las tres etapas distintas de esa salvación, relacionada con el: pasado, presente y futuro.
Todo aquel que cree en Cristo como su salvador es salvo de la paga del pecado. Y puede decir que ha sido salvo por gracia. (Pasado)
Luego tenemos el aspecto de la salvación, en presente continuo, en el sentido, ya no de la paga del pecado, sino de la salvación de la práctica del pecado, algo constante en nosotros que debemos experimentar diariamente
Por último, el aspecto futuro, el ser salvo de la presencia del pecado, de la posibilidad de pecar. Esto se realizará cuando venga el Señor a buscarnos y transforme nuestros cuerpos.
Pensamientos para reflexionar