(Leer el pasaje de Juan 8:1-11)
“Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17)
“Quien frustra los pensamientos de los astutos, Para que sus manos no hagan nada; Que prende a los sabios en la astucia de ellos, Y frustra los designios de los perversos” (Job 5:12,13)
Para probar a Jesús, los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio. Si el Señor era clemente con ella, negaba ley. Y si la mandaba a apedrear, ya no sería visto como el hombre bueno, lleno de gracia. Ante un caso así, pensaron que Jesús no tendría salida, y que tendrían algo porque acusarlo.
Estos hipócritas, trajeron a la mujer, cuando la ley marcaba que no solamente la mujer debía ser ejecutada, sino también el hombre. (Levítico 20:10) más, eso no les importó. Pero Jesús, sorprendió a todos con su actitud y acusados por sus conciencias se fueron sin condenarla. (Juan 8:7-9)
Algunos preguntan: ¿Por qué Jesús la perdonó si ella no manifestó tener fe? Otros, utilizan lo dicho por el Señor: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra…” para decir que nadie tiene que condenar a nadie, porque todos hacemos cosas malas.
Sin embargo, el pasaje es claro. A la mujer no le dijo: Tus pecados te son perdonados. Le dijo. Ni yo te condeno. Vete y no peques más. No era el momento para que Jesús condenara a nadie, sino, el tiempo de ser el portador de la gracia y la verdad. Tampoco excusó el pecado con sus palabras, sino que con ellas quiso decir que todos son pecadores y merecedores del juicio, aunque nunca hayan sido descubiertos. ¡Bendito sea nuestro Señor!
Pensamientos para reflexionar