
“Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 1:10-11)
“Vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1 Pedro 1:4,5)
Como venimos viendo, para poder estar firmes en tiempos difíciles como los que nos toca vivir, necesitamos que nuestra fe sea plena y fortalecida con aquellos siete elementos de santidad administrados no uno tras otro, sino al mismo tiempo, sobre los cuales Pedro escribió y describió claramente (2 Pedro 1:5-7)
La fe debe ser virtuosa, con conocimiento y manejada con dominio propio, pero se nos dice que al dominio propio le debemos administrar paciencia. La paciencia es una virtud cristiana excelente. Quizás, nos resulte fácil dominarnos frente a situaciones irritantes, o ante las pruebas, pero se nos hace difícil permanecer esperando con paciencia para que se realice una obra completa, como en el caso de Job. (Santiago 1:4 y 5:11)
A la paciencia, piedad y la piedad es algo fundamental, es la relación de nuestra alma con Dios. Algo que brilló en Daniel para mantenerse en el tiempo. A la piedad, afecto fraternal, pues esto, que se manifiesta hacia los demás, es aquello que nos distinguirá como verdaderos discípulos de Cristo. (Juan 13:35) Y por último, nos habla de administrarle amor. Un amor que es la misma esencia de Dios. Que es para con todos, y que nunca deja de ser.
Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 Pedro 1:8)
Pensamientos para reflexionar