“Porque no hay acepción de personas para con Dios” (Romanos 2:11)
“Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:11-13)
Como hemos visto, ese el origen de los samaritanos y el motivo porque los judíos y los samaritanos no se trataban entre sí. Era tanto el desprecio entre ambos, que los judíos para ofender a Jesús lo trataron de samaritano (Juan 8:48)
Sin embargo, la gracia de Dios a través del mensaje del evangelio, fue también para ellos. Pues la Salvación en Cristo se presentó a todos por igual, “por cuanto no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:22,23)
Jesús se acercó lleno de gracia la mujer samaritana para salvarla (Juan 4) Pues Dios no hace acepción de personas (Romanos 10:12) Y mandó a los suyos para que anuncien la salvación siendo sus testigos, comenzando desde Jerusalén en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. (Hechos 1:8)
La forma religiosa de los samaritanos nos asombra, pero más asombra esa forma religiosa similar como la que vemos que se estableció por personas llamadas cristianas a través del tiempo en muchos lugares. Donde se “cristianizó” a los nativos para que adoren a Dios, pero dejándolos que sigan con sus supersticiones y su idolatría, o peor aún, cambiándoles sus ídolos originados en el paganismo, por otros de la religión cristiana. Así, a muchos se los llama cristianos, pero no temen al Señor ni guardan sus estatutos ni sus ordenanzas. (2 Reyes 17: 34)
Pensamientos para reflexionar