“Fui hallado de los que no me buscaban; Me manifesté a los que no preguntaban por mí” (Romanos 10:20)
La Biblia declara: “No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios.” (Romanos 3:10,11)
Si alguien, comienza a sentir curiosidad por las cosas santas, desea ir y ver que son las reuniones cristianas, comienza a leer la Biblia, o cosas por el estilo; debemos darle gloria a Dios, pues, eso, significa que está siendo trabajado por el Espíritu de Dios para salvación.
Nadie busca a Dios, porque en el estado de muerte espiritual que se encuentra el hombre, a causa del pecado; no puede por sí mismo dar un paso hacia su creador.
Nadie busca a Dios porque estando en tinieblas, no soportan la luz, “aman más las tinieblas que la luz porque sus obras son malas… y no vienen a la luz para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3:19,20)
No buscan a Dios porque carecen de APTITUD para poder estar y gozar de lo santo.
Pablo, bendice a Dios, reconociendo que “nos tuvo que hacer aptos para poder gozar de la herencia de los santos en luz, librándonos de las tinieblas” (Colosenses 1:12) Sin esa aptitud, uno no puede permanecer en lo bueno, pues estaría incómodo. El hombre en pecado, sólo quiere estar donde su carne esté cómoda.
Conclusión: cuando alguien comienza a buscar a Dios, es porque Dios está obrando para salvación, conduciéndolo a Cristo.
Pensamientos para reflexionar
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