“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15)
A menudo la presentación del evangelio tiene un enfoque tan terrenal, que muchos piensan que el evangelio, es solamente para las personas visiblemente más necesitadas: carenciados, enfermos… y que para las personas exitosas que se encuentran en el ámbito político, artístico, deportivo; más efectivo que la predicación, es ser impactados por el buen testimonio de los creyentes que ingresen en ese ambiente.
Piensan así, porque sólo ven en el evangelio las bendiciones directamente enfocadas a la corta vida en la tierra, y justamente, los ricos, no necesitan ese mensaje, pues en esta tierra es como que lo tienen todo.
¡Qué equivocación! Obviamente, es de alta estima para el Señor, cuando un creyente testifica con su buen testimonio. Sin embargo, el evangelio debe ser predicado igualmente a toda criatura, más allá de las condiciones sociales y de las necesidades terrenales, porque, justamente, la buena noticia del evangelio, no es para remediar la vida sobre la tierra, sino para salvación. Para vida eterna (Romanos 6:23 – 1 Juan 2:25)
El hombre debe saber que su gloria en la tierra, es como la flor del campo, que hoy está, pero mañana se marchita (Isaías 40:6,7) Que es un pecador ante Dios que necesita la salvación. Que debe prepararse para la eternidad, y debe aceptar a Jesucristo como su único salvador, teniendo en cuenta que tiene un alma inmortal.
Pensamientos para reflexionar
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