SOBRE LA LECTURA DE LA BIBLIA

 “Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley” (Salmo 119:18)


La Biblia, es la Palabra de Dios. No es un libro de INFORMACIÓN, es un libro de FORMACIÓN.

Debemos leerla como con un microscopio, para analizar todos sus detalles, pero también, como con un Telescopio, para contemplar en conjunto su amplitud, e interpretarla correctamente.

La incomprensión y los errores de interpretación, son muchas veces fruto de querer interpretar un texto aislado de su contexto. Por ejemplo, cuando la Iglesia en Corintio, recibía una carta del Apóstol Pablo, no leía algunos párrafos sueltos y trataba de interpretar su mensaje. Leía la carta entera. Luego podía ahondar más en alguna expresión, o porción de la misma, pero conociendo su contenido.

Es verdad que en ella “hay cosas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen…” (2 Pedro 3:16) Pero, Dios, por medio de su Espíritu nos ilumina para poder comprenderla.

Hay quienes se quejan, porque al leer, no comprenden muchas cosas. Eso no debe admirarnos. Pensemos: Estamos leyendo la Palabra de Dios. Es la mente de Dios y eso nos supera. Podemos colocar una nuez en un vaso, pero no podemos colocar el universo en la cabeza de un alfiler.

Al leer la Biblia, no debemos  preocuparnos tanto por lo que no comprendemos, sino por lo que comprendemos, porque de ello, particularmente,  se nos pedirá cuenta.

La palabra de Dios convierte a las almas (Salmo 19:7)


Pensamientos para reflexionar

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