“La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea” (Isaías 28:13)
“Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5)
“Llévalos a las aguas, y allí te los probaré” (Jueces 7:4) Fueron las palabras dichas por el Señor a Gedeón, para que supiera a quien llevar consigo a la batalla. Más allá de la enseñanza espiritual de estas palabras en aquella ocasión, esta frase, nos deja siempre y en cualquier ocasión una gran enseñanza espiritual.
Todas las personas, causan en nosotros al conocerlas una impresión que puede ser buena o mala. Se dice habitualmente que la primera impresión siempre es la que cuenta, por eso es bueno dar una buena primera impresión. Sin embargo, No es nuestra apreciación la que nos hará conocer la aprobación de Dios sobre las personas, sino las Sagradas Escrituras. En la Biblia, figurativamente, vemos como la Palabra de Dios es representada muchas veces por el agua (Juan 15:3, Efesios 5:26)
Para saber si una persona teme a Dios, ha recibido a Cristo como su salvador, obra bien o mal, piensa correctamente, o tiene una sana doctrina, debe ser situada y vista frente a la luz de las Escrituras, debe ser llevado y probado frente a las aguas. Allí, todo se hará manifiesto. Lo oculto de su corazón saldrá a la luz.
Nuestros sentimientos no son siempre una buena guía, ni que las personas cuenten con ciertas cualidades es suficiente. Se requiere la aprobación de Dios dada a través de su Santa Palabra.
Pensamientos para reflexionar
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