
“Y mandó Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16,17)
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice… El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte” (Apocalipsis 2:11)
La Biblia menciona dos resurrecciones:
El Señor Jesús dijo: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Juan 5:28,29)
A la gente le gusta creer que con la muerte se termina todo, pero no es así. Muerte, no significa fin de la existencia, sino, separación. Al morir, el cuerpo vuelve a la tierra y la parte inmaterial del cuerpo (alma y espíritu) vuelven a Dios (Eclesiastés 12:7)
Los incrédulos, un día resucitarán para ser juzgados ante el trono blanco. Esa es la muerte segunda, porque así como una vez, como consecuencia del pecado fueron separados de Dios, ahora volverán a experimentar esa separación, siendo lanzados al lago de fuego. (Apocalipsis 21:8)
Para tener parte en la primera resurrección, es necesario recibir a Cristo y nacer de nuevo. Jesús lo aclaró diciendo: “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7)
Por eso suele decirse: Todos los que nacieron dos veces, (es decir: una vez de forma natural y otra en forma espiritual) morirán una sola vez. Y todos aquellos que nacieron una sola vez, morirán dos veces.
“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos” (Apocalipsis 20:6)
Pensamientos para reflexionar