Jesús… “vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca” (Efesios 2:17)
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.” (Juan 14:27)
Este versículo infiere dos clases de paz que conforman una paz maravillosa.
LA PAZ, a la que se refiere el Señor aquí, es la paz con Dios. Paz que el hombre perdió cuando pecó desobedeciendo en el huerto de Edén.
La falta de paz, se manifestó en nuestros primeros padres, cuando se escondieron de la presencia de Dios. Y se manifiesta en una humanidad que se turba ante la eternidad, y el pensamiento de tener que presentarse un día ante el ser supremo.
“Cristo hizo la paz, mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20) Y nosotros exclamamos: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1) porque “Dios nos reconcilió consigo mismo por Cristo” (2 Corintios 5:18)
MI PAZ, Es la paz que caracterizó al Señor Jesús, la que él vivía siempre. Esa paz que no puede turbarla ni la oposición de Satanás ni del mundo, y que ahora es dada por Jesús a todos aquellos que se encuentran en paz con Dios.
Una cosa es la paz con Dios, y otra, la paz de Dios. En este pasaje tenemos las dos clases de paz, dadas por el mismo Señor para que no estemos perturbados ni temerosos.
Pensamientos para reflexionar