
“Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20)
“Cristo Jesús… nos ha sido hecho por Dios… justificación” (1 Corintios 1:30)
“El Señor, justicia nuestra” (Jeremías 33:16)
La justificación es parte de una salvación tan grande (Hebreos 2:3) que hace, que sobre la base de Cristo, el hombre, no solamente sea perdonado, sino que pueda levantar su cabeza, como alguien declarado justo delante de Dios.
¿Cómo lograr esa justificación, siendo que somos pecadores perdidos por naturaleza?
El hombre intenta justificarse ante Dios haciendo buenas obras, pero, la Biblia dice que: “Todas nuestras justicias son como trapo de inmundicia” (Isaías 64:6) Esto, debido a que todo cuanto el hombre hace, esconde tras sí egoísmo, vanidad, conveniencia…
Entonces, como lo que justifique al hombre ante Dios, no puede ser cuanto haga de bueno, Dios ha dado a su Hijo, quien mostró maravillosamente su justicia; siendo declarado justo, hasta por personas impías. (Mateo 27:19, Lucas 23:50) y habiéndose ofrecido como sustituto para pagar por el pecado del hombre, hoy se presenta como salvador.
Todo aquel, que se reconoce perdido, y sabe que cuando se presente ante Dios, no podrá ser justificado en su obrar; y arrepentido, reciba a Cristo como su salvador, será justificado y podrá decir:
“Ciertamente los justos alabarán tu nombre; Los rectos morarán en tu presencia” (Salmo 140:13)
Su justicia, ya no serán las buenas obras que haya hecho, sino Cristo. (1 Corintios 1:30)
Como él está en Cristo y Cristo en él, Dios lo declara justo. La justicia de Cristo es su garantía.
Pensamientos para reflexionar