“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gálatas 5:17)
“Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto; de cómo te salió al encuentro en el camino, y te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti… y no tuvo ningún temor de Dios. (Deuteronomio 25:17,18)
Entre los enemigos del pueblo de Israel encontramos a Amalec que es una figura de LA CARNE.
A Amalec, se lo debía combatir a muerte.
Fue el primer enemigo que le apareció al pueblo redimido, cuando salió de Egipto, tipificando así, lo que experimentos como cristianos.
La primera lucha que mantuvieron los redimidos fue con “Amalec” que vino a desbaratarles la retaguardia.
En la retaguardia estaban los que revestían más debilidad: Los ancianos, los niños, los enfermos, el ganado pequeño… era la retaguardia de los débiles…
La primera lucha que mantenemos los cristianos es con la carne, y es por el lado de nuestras debilidades.
Todo a cuanto mostramos debilidad: Pasiones, vicios, costumbres; o simplemente debilidades naturales: ansiedades, nervios, recuerdos del pasado, vendrán para hacernos retroceder.
La carne se levanta y se opone a que obedezcamos a Cristo, e intentará, como dice el versículo: “sin ningún temor de Dios” que no sigamos adelante.
La carne no tiene mejora, no cambia, y siempre estará en combate.
Por eso está escrito: “Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación” (Éxodo 17:16)
Pensamientos para reflexionar