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“Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:14, 15)
“Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos” (Jeremías 15:19)
Hay quienes aún preguntan: ¿La Iglesia de Dios debe “agiornarse” (Modernizarse, actualizarse, ponerse al día, etc.) al mundo, o es la gente la que debe acomodarse al pensamiento de Dios en la Iglesia? Obviamente, es la gente la que debe acomodarse al pensamiento de Dios, no bajar los estándares de Dios en la Iglesia que es columna y baluarte de la verdad, con el objetivo del crecimiento numérico y la prosperidad económica.
Dios no cambia, Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos y su Palabra permanece para siempre, por lo tanto, no tenemos excusas. (Véase Malaquías 3:6, Hebreos 13:8, 1 Pedro 1:25)
Lamentablemente, la naturaleza humana es tan mala y astuta que le buscará la vuelta hasta poder hacer las cosas de otra manera. Como todos los creyentes saben que Dios no cambia, ni su Palabra tampoco, entonces, no queda otra cosa que decir que la Palabra no dice, lo que interpretamos. Para esto, se buscan diferentes argumentos. Uno, es la de decir que hubo una mala interpretación del idioma de las Escrituras, como si los creyentes que nos precedieron no hubiesen sabido las lenguas bíblicas. Y si esto no es suficiente, también buscan excusas apelando a la interpretación del contexto, pero no como somos enseñados por Dios a hacerlo, sino para negar lo que cualquier lector interpretaría en concordancia con todo el resto de la doctrina Bíblica dada.
Pensamientos para reflexionar
