“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos” (2 Corintios 5:1)
¿Qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. (Santiago 4:14)
Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; (1 Pedro 1:24)
La Biblia nos habla de la fragilidad de la vida. Todo pasa, todo cambia…
Esta realidad aterra y lleva a vivir aceleradamente tratando de ganarle al tiempo. Los que somos de Cristo vivimos de otra manera.
Sabemos que “no es este el lugar de nuestro reposo, pues está contaminado, corrompido grandemente” (Miqueas 2:10) “Nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filipenses 3:20)
Allí también está nuestra herencia, reservada para nosotros… (1 Pedro 1:4)
Aunque todavía, tengamos que experimentar lo de los demás mortales, para nosotros, es distinto. Sabemos que estamos de paso y que vamos hacia lo mejor.
No debemos afligirnos al ver que el hombre exterior se desgasta, sino alegrarnos porque cada vez estamos más cerca de entrar en nuestra felicidad eterna.
¿Y si llega la muerte? Tampoco esto aterra, porque quien nos amó, es aquel que venció la muerte, y ésta, ya no puede separarnos de su amor, ni privarnos la entrada a la gloria.
Podemos decir verdaderamente: ¡Mañana será mejor!, porque vamos hacia lo mejor.
Pensamientos para reflexionar
