“Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?. Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:29 al 32)
Hay un detalle que nos muestran las Escrituras acerca del Señor Jesús que es maravilloso, y que muestra su amor para con los hombres, cualquiera fuera su situación. Él, el santo de Dios, no despreció a nadie, sino que mostró el amor y la buena voluntad de Dios para con los hombres siempre. Esto puede verse en pasajes tales como Mateo 9:10 o en su similares: Marcos 2:15,16, Lucas 5:29. En los cuales se nos dice que generó la crítica de los fariseos y los religiosos diciendo ¿Cómo come con publicanos y pecadores?
Esos pasajes donde se manifiesta la gracia para con los hombres necesitados, hay que comprenderlos bien. Algunas personas, toman esos pasajes e interpretándolos incorrectamente, se apoyan en ellos para justificar su falta de separación del mal, diciendo que el mismo Señor Jesús no era tan estricto, sino que se juntaba con los publicanos y los pecadores de su época.
¡Cuidado! Nuestro Señor mantuvo siempre una conducta “santa, sin mancha, apartado de los pecadores” (Hebreos 7:26) Y si sentó a la mesa a comer con ellos, fue porque él, no desestima a nadie (Job 36:5)
El hombre religioso dice: “No te acerques a mí, porque soy más santo que tú” (Isaías 65:5) Jesús dijo: “Venid a mi todos” (Mateo 11:28) Los publicanos y pecadores se acercaron a él para oírle, y nuestro Señor aprovechó para presentarles el mensaje de gracia.
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar