«Los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:20,21)
Pero “Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos” (Romanos 5:6)
La Biblia habla de personas impías. Impíos fueron aquellos que destruyó el diluvio universal (2 Pedro 2:5) Impíos son aquellos que convierten la gracia de Dios en libertinaje (Judas 1:4) Impíos son aquellos a los cuales les espera el juicio de Dios (2 Pedro 3:7)
¿Qué es la impiedad?
El prefijo “in” denota oposición, es decir que, impiedad es lo contrario a la piedad. Impiedad es no tener amor por el bien común, ni respeto por Dios ni por lo sagrado. La piedad se basa en nuestra relación con Dios. Por lo tanto, cada vez que leemos acerca de gente impía debemos tener en cuenta que se trata de personas que no tienen relación con Dios, y que están afectados por el pecado y bajo su influencia.
De esa condición no se sale por medio de una formación moral y ética, ni tampoco por medio de la instrucción bíblica ni religiosa, sino por medio de la reconciliación con Dios por medio de Jesucristo.
Todo aquel que es recibido por Dios, camina en la luz y en esa relación con él, aprende a aborrecer el mal y amar el bien tal como Dios lo hace. La persona ajena a la vida de Dios, no puede. “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7)
Pensamientos para reflexionar