EL PECADO QUE NOS ASEDIA

“el pecado está a la puerta” (Génesis 4:7)

Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo (Efesios 6:11)


“Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1)

La vida cristiana es una carrera, donde necesitamos  estar liberados de todo aquello que obstaculice o retrase la marcha.

“De todo peso” dice, para hacernos ver que hay muchas cosas que afectan nuestro crecimiento espiritual y nuestra marcha y que, no son en sí pecado. Son cosas “licitas pero que no convienen” (1 Corintios 6:12)

En cambio, cuando dice: “el pecado que nos asedia” es distinto.

Muchos interpretan que el pecado que nos asedia, son aquellos pecados a los cuales somos más vulnerables. Ejemplo, un alcohólico sabe que el alcohol lo asedia, como sabe un jugador empedernido que toda clase de apuestas lo seduce constantemente.

Sin embargo, no es sólo eso, es mucho más. No dice, los pecados, sino el pecado en sí que nos asedia, por lo cual deberíamos entender que es todo en lo cual la carne puede encontrar placer u ocasión de caída.

El Señor es el Santo de Dios, manso y humilde… Es triste ver la ausencia de sus caracteres entre los cristianos. En lugar de santidad, mundanería. En lugar de humildad, exaltación. Eso es terrible, porque el pecado asedia y la vanagloria y los deseos carnales que batallan contra el alma, se manifiestan para la deshonra de Cristo.


Pensamientos para reflexionar

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