EL ALTAR DE BRONCE

“Esta es la ley del sacrificio expiatorio: en el lugar donde se degüella el holocausto, será degollada la ofrenda por el pecado delante de Jehová; es cosa santísima” (Levítico 6:25)

“Cristo nos amó, y se entregó así mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Efesios 5:2)


Todo lo referente al Tabernáculo que se nos describe en el libro del Exodo nos habla de Cristo.

Cuando una persona se acercaba a Dios, debía pasar por la puerta, figura de Cristo “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo” (Juan 10:9) y con lo primero que se encontraba era con el altar de bronce, donde se ofrecía el sacrificio.

El bronce es las Escrituras es el metal que nos habla de la justicia de Dios en juicio. (Números 21:9, Apocalipsis 1:15)

Por eso el altar era de madera, recubierto de bronce, con un enrejado de bronce que soportaba el fuego, figura de juicio (Éxodo 38:4)

El altar nos habla de Cristo y de su entrega como sacrificio en el altar de la cruz. Donde el madero y el bronce salen a la luz de una manera particular.

El altar era cuadrado, (Éxodo 38:1)  es decir tenía el mismo alcance en todas las direcciones, como la gracia de la cruz de Cristo que no es más para unos que para otros.

El altar tenía cuernos en sus cuatro esquinas, figura de poder de salvación.

La disposición del Tabernáculo nos muestra que quien es atraído por el Espíritu Santo y se acerca a Dios, debe pasar por la puerta,  y tener un encuentro personal con Cristo en el altar de la cruz, para poder seguir adelante y llegar a la presencia de Dios propiamente dicha como adorador.


Pensamientos para reflexionar

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