
“Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:12,13)
“Para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9)
Todo reino tiene un ejército, pero también mucha gente que trabaja en ese reino y que no está directamente vinculada a la batalla. Hay cocineros, zapateros, sastres, médicos, jardineros y un sinfín de personas que cumplen con alguna función específica.
Así sucede en el reino de Dios. Lo importante es estar y cumplir con lo que el Señor nos mandó que hiciéramos, sin compararnos con los demás, porque todos somos necesarios. Hay quienes llevan la Palabra, y quienes sostienen ese servicio con sus oraciones. Hay quienes sirven con sus bienes, como las mujeres que iban tras Jesús (Lucas 8:13) y quienes se ocupan de otros menesteres.
Y así también en reino de las tinieblas comandado por Satanás. Muchos reconocen a los líderes de sectas demoniacas como obreros de las tinieblas, o quizás a brujos, y a los vinculados con el ocultismo, pero no debemos olvidar que en un reino hay de todo, y que no solo ellos son los que el diablo tiene a su servicio. Hay quienes venden, porque hay quienes compran. Todos igualmente están dentro de ese reino hasta que reciban a Cristo como salvador, y los saque de ese medio, trasladándolos al reino de su luz admirable.
Prestemos mucha atención: No importa lo que se haga, todo aquello que no se hace para la gloria de Dios y en su reino, se hace en el reino de las tinieblas.
Pensamientos para reflexionar