DIOS BUSCÓ ENTRE LOS HOMBRES UN HOMBRE

“Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé” (Ezequiel 22:30)


En los días de Ezequiel se vivía impíamente y el pueblo que Dios había apartado para su gloria y su honra (Isaías 43:7) había dejado la ley y vivía lejos del pensamiento de Dios haciendo iniquidades. ¿No debía Dios castigar a esos hombres? Pero Dios, que es lento para la ira, observó detenidamente y buscó entre aquellas personas a ver si había algún hombre que hiciese vallado, que se pusiese en la brecha delante de él, a favor de la tierra, para que no la destruyera. Y no halló ninguno. Religiosos no faltaban. Quien tomara la piedad como fuente de ganancias tampoco. (Ezequiel 22:27) Pero quien hiciese vallado, separando lo precioso de lo vil. Quien se mantuviese en separación del mal y buscara la gloria de Dios, no hubo. Por lo cual,  Dios debía derramar su ira sobre todos ellos.

Así también sucedió con nosotros. Sin embargo, hubo un momento en el que Dios pudo decir: “Un hombre entre mil he hallado” (Eclesiastés 7:28) Ese hombre es Jesús. Él hizo vallado de separación, glorificó a su Padre en la tierra. Se puso en la brecha para que Dios no nos destruyera, y recibió el castigo en nuestro lugar. “Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5)

Por eso Jesucristo es nuestro único y suficiente Salvador.


Pensamientos para reflexionar

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